domingo, julio 11

La historia


Esta es la increíble historia de las cautivas correntinas, cinco mujeres de la alta sociedad correntina que en 1865, durante la guerra de la triple alianza, fueron secuestradas por orden directa del mariscal Francisco Solano López, junto con dos de sus hijos. Primero fueron conducidas a los oscuros, fríos y malolientes calabozos del Cabildo correntino y luego al Paraguay, donde vivieron durante cuatro años una terrible odisea, soportando las mas duras condiciones. Solo cuatro de ellas volvieron. A partir de entonces, el imaginario popular no dudo en dar por sentado que habían sido violadas y victimas de maltratos. La mayoría de los maridos de las prisioneras eran oficiales a cargo de la defensa de Corrientes, todos partidarios del gobernador depuesto Manuel Ignacio Lagraña.
Gabriela Saidon indago en la historia y en el testimonio de sus familiares para contar un drama soslayado y silenciado por el trabajo del tiempo ¿Por qué las secuestraron? ¿Por qué a ellas? ¿Qué sucedió durante el cautiverio? ¿Por qué una de ellas no volvió?
Con notable tensión dramática y despliegue narrativo, Saidon cuenta una historia fascinante que les da voz a las protagonistas y se acerca a un pasado de locura y tortura, a un episodio mayor, cruento y misterioso, que tuvo lugar durante la guerra mas voraz de la historia argentina.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gabriela, hace mucho teimpo que esperaba tu próxima novela. La verdad es que aún no termino de internalizar el terrible proceso de estas mujeres. Imagino cuán doloroso debe haber sido para vos escribirlo. Mis felicitaciones.
Verónica

Marta Ortiz dijo...

Hola Gabriela,
si llegaras a reeditar este libro, por favor cambia la tapa. Estas mujeres no fueron raptadas para procrear como la sabinas. Las raptaron para humillar a los maridos y las familias. Fue un gesto machista de Solano Lopez que en su derrota se venga de sus enemigos.Las que llevamos el nombre Dorila sentimos el peso y la angustia de la historia familiar. Por lo demás, tu libro me gustó, ya era hora de que todo ésto se ventilara. Estas mujeres debían tener voz. Eso es algo que te agradezco.

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